Por: Lic. Rocío Gómez.

sábado, 31 de diciembre de 2011

TRADICIONES DE TLALTENANGO

- El mole de Tlaltenango que se vende en la Feria
- El grupo de Chinelos
- Los Niños Cantores de Cuernavaca y la Estudiantina de Tlaltenango

Próximamente subiré información sobre estas expresiones culturales de Tlaltenango.

ASÍ ES MI PUEBLO... TLALTENANGO

Por Leoviglido Alvear, Nativo de Tlaltenango
Resumen de su ponencia presentada en la Jornada de Relexión Histórica el 29 de octubre

La mayor parte de Tlaltenango estaba sin fincar y las pocas casas eran muy típicas. Algunas, en lugar de bardas tenían tecorrales. Mi casa era campirana, mi papá cultivaba los cajones de miel de las abejas. Recuerdo mucho a mi madre que en paz descanse. No necesitábamos tener cisternas para guardar el agua. Recuerdo la escuela 18 de marzo, los baños eran de letrinas, cuando construyeron la escuela, mi madre le daba de comer a los que ahí trabajaron. Me gustaba porque siempre la veía llena de gente, trabajadoras. Mis juegos fueron  con papalotes , balero, idas al río. El río para mí, en mis nostalgias, a veces me hace llorar. ¡Por qué? Nunca se van a volver a repetir esas vivencias, el andar chacoteando por ahí, en el río de tal lado, en éste, jugando con anzuelos, cortando las frutas  como era mangos y cajinicuiles, café de ese grano, recuerdo cuando bajaba con mis anzuelos y los echaba en pequeños charcos y empezaba a moverse el corcho, qué alegría me daba y sentir la lucha del pescado, es una sensación muy rica. Recuerdo la primera vez cuando me pesqué un bagre, en este río de Tetela, cuando lo jalé me dio miedo, sentí que me iba a morder. Me vine acá con mis primos que viven en San Jerónimo para decirles  que me había pescado un pescado. Me regañaron porque me decían que era muy tonto, que el pescado se agarraba así y  se botaba el anzuelo y yo todavía decía  - es que ahora tú lo haces porque ya está muerto- . Como lo jalé a la hojarasca, hubieras visto cuando estaba vivo, como jalaba a morder.  Pasaron la vivencia de las posadas. En las posadas me divertí mucho. Hemos visto como ha cambiado la vivencia religiosa. Recuerdo una vivencia a mis 14, 16 años (porque a nosotros nos criaron siempre en las creencias de la Religión Católica) Llegué a ocupar el puesto de, bueno, representamos a los Reyes, yo soy moreno y ahí cambiamos los papeles, el blanco era el negro y los morenos éramos los güeros y recuerdo en una vivencia que un amigo, no falta el travieso en los juegos, que me echó una paloma en el codo, pues sí, tronó, pero teníamos que cumplir.
Mi comunidad se la han acabado y no han sido los de afuera, sino los de adentro.

Entre mis compañeros, que dicen que nos está destruyendo la urbanización, es el gobierno. Entre los pobladores, tenemos que defendernos. Hagamos nuestra labor, no es por lo que tenemos, sino porque lo traemos atrás. ¿Qué vamos a dejar a nuestra descendencia? Si a nosotros nos tocó un edén. Los pueblos se descomponen porque la mayoría de nosotros no defienden sus cosas. Ven que está haciendo algo mal y nadie dice nada. Me he visto en un coraje, de dichos, contradichos. Mi comunidad se la han acabado y no han sido los de afuera, sino los de adentro. Yo vengo de las primeras de mi pueblo. La gente de mi pueblo nunca me apoyó, ¿por qué? La ambición se los come. Se entregó el panteón de nuestro pueblo, el que está acá arriba, nadie dijo nada. La comunidad se la acabaron. Como a mí ya me habían sacado en el 97. Organicé a mi gente, hicimos una demanda colectiva. Estuvieron detenidos en Atlacholoaya por un mes, pero mi pueblo lo toma a mal. Decían – se robó $160 mil pesos, ¿qué fue lo que hice?-. Hice presencia y les dije:- El pueblo es así , a mí demándenme en la Procuraduría, para ver quien tira las piedras-. A mí me quisieron quemar, pero todo lo que trabajé en esa ayudantía lo tengo archivado desde mi primer día hasta el último día. Las ferias, igualmente las tengo. Yo hacía las juntas en la Cancha de Usos Múltiples. Yo trabajo por amor a mi pueblo, mas no por mi gente, por que mi gente está maleada. 
 Pues yo defiendo el bien común. Las tierras de mi pueblo eran de Tlaltenango, yo no hubiera hecho lo que hizo el Comisario Ejidal, la posesión sin ton ni son, no le hecho la culpa a los colonos ni a los avecindados, porque no tienen la culpa de que un fulano de Tlaltenango haga negocios. Porque a veces mi pueblo es muy grosero. Cuando les conviene “puro pueblo” y cuando no “sálganse los colonos y avecindados”. Yo por eso cuando fui ayudante, trabajaba así: colonos, avecindados y pueblo.

TLALTENANGO EN EL SIGLO XIX

Por Dr. Carlos Barreto Zamudio
Resumen de su ponencia presentada en la Jornada de Reflexión Histórica el día 30 de octubre
 ¿Qué estaba ocurriendo entre julio y octubre de 1863 en nuestro país y en Tlaltenango?
La toma de la capital por ejércitos franceses. Los ejércitos repúblicanos están en huida. Juárez empieza a peregrinar por todo el país. La toma de la capital se da en junio. El 31 de julio toman Cuernavaca los franceses y básicamente dura hasta octubre, son tres meses. Todavía le faltaban seis años para que se erigiera el Estado de Morelos. El mes de septiembre incluye la feria de Tlaltenango y las celebraciones de la independencia, lo que significó  una disputa simbólica. Se están aquí un buen rato. En el país hay una fuerte política ideológica. Nosotros tendemos a pensar en la corriente liberal como una corriente dominante, es una idea. La historiografía tiende a consignar una visión muy maníquea. La parte conservadora como que está borrada. En el caso de México, hubo un momento en que estos sectores conservadores predominan. En el caso de Morelos no es excepcional, la corriente del conservadurismo y monarquismo fue una corriente viva.
Dentro de la disputa están en juego elementos que tienen fuerte impacto en la vida comunitaria, como la religión. A la constitución del 57 se le acusa de ser hereje, anticatólica porque tiende a reducir el poder de la iglesia. Los conservadores siguen resistiendo en la zona limítrofe entre Morelos y Guerrero. Los antiguos conservadores crean su propio gobierno en resistencia. Cuando llegan los franceses, se unen con los franceses. Hay una corriente promonarquista, pro conservadora muy fuerte que está esperando a Maximiliano. Los grupos liberales están en huida ante la llegada de los ejércitos franco mexicanos, los franceses fortalecidos por los grupos disidentes;  en el Periódico ultra conservador que se llamaba “La Sociedad” en Cuernaavaca, dice la nota que salió la columna de tropa al mando de Lefebvre y Juan Vicario, el prefecto político Joaquin Noriega, su secretario Romero, el Juez de Letras marcharon con la columna. El día 29 a inmediaciones del pueblo de Tlaltenango les sorprendieron una gavilla de ladrones.  Están ocupando la población los republicanos y los franceses los echan a huir con rumbo en Tetecala.  Recorría la gente honrada las calles, celebraban la restauración de la paz. El ayuntamiento había reconocido los franceses que restaurarían. El día 31, entre vítores y arcos de triunfo, entre repiques se hizo la columna franco mexicana, hubo una solemne celebración eucarística, hicieron un “tedeum” a que concurrieron los jefes de la expedición.  En la noche dio la ciudad al coronel Lefebvre y a su oficialidad una espléndida comida, por la felicidad de Napoleon III con un brindis. El día primero se administró con solemnidad y pompa el viático a los enfermos habituales y fue conducida a la parroquia la imagen de nuestra señora de Tlaltenango.  El espíritu reformista  va en contra de las tradiciones. El desarrollo se relaciona con los símbolos del capitalismo. El espíritu reformista va contra esto, ¿por qué la gente gasta en ferias? El día dos se celebró la fiesta del Chorpus.  En Cuernavaca no se piensa mas que en fiestas y regocijos. Las tropas republicanas están en huida.
Tras el triunfo de los franceses, la Feria de Tlaltenango fue celebrada con mucho entusiasmo y concurrencia
Los franceses están en Cuernavaca y  están llevando las celebraciones religiosas, entre ellas, la Feria de Tlaltenango. Está prácticamente extinta  la feria de Tepalcingo. Una nota de un periodista morelense ultraconservador , Francisco Pacheco, conocido como “El cronista”, es un periodista muy influyente, él comenta: "hablando de la fiesta de Nuestra Señora de Tlaltenango, ha concurrido tal gentío que consideramos que sean como nueve mil los que vienen de Iguala, Taxco, de los pueblos circunvecinos, hasta de México. De ver es el bullicio y alegre afán en que estos católicos, por la liberlidad demagáogica, reaundan lo pasado y se sacian de lo presente, por la restauración de lo que el pueblo ama. No puede ser sino ciego e insensato aquél que todavía niegue que es aceptado y aplaudido con todas veras el retorno de lo que el liberalismo detesta y creyó extirpar para siempre. Tlaltenango es un pueblo perteneciente a la municipalidad de Cuernavaca, sumamente pequeña, tanto que no es más que unos portales, un santuario, una iglesita dedicada a San Jerónimo y de unas pobres chozas.
Según el censo de 1862, Tlatenango contaba con 279 habitantes. Los Tlaltelangueños son hospitalarios, de buenas inclinaciones, de trato afable y dados al trabajo. Viven del fruto de sus tierras que ellos mismos cultivan.
indígenas casi todos, de los cuales 119 eran hombres: un jornalero, dos toneleros, ocho arrieros, dos comerciantes, un hojalatero, dos empleados públicos, y el resto agricultores y 160 mujeres, no hay motivos para creer que en un año haya mucha variación, dista sobre media legua de Cuernavaca. Está en la vía pública cuya calzada la atraviesa de norte a sur, abunda el agua y las cascadas que circundan al pueblo, son de guayabos, duraznos, zapotes de cuatro especies, aguacate, etcétera y mucha diversidad de flores preciosas. Hay un San Jerónimo, muy bien trabajado y costeado por el difunto Don Joaquín Fernández Madrid y una linda cascadita al Oeste. Los Tlaltelangueños son hospitalarios, de buenas inclinaciones, de trato afable y dados al trabajo. Viven del fruto de sus tierras que ellos mismos cultivan. Sentimos no poder terminar este artículo sin consignar también que al ruido de la fiesta aparecieron también jugadores. Sí, hubo juego de naipes.
Habla de las pachangas que se hacían, ¿qué significaba la presencia de los franceses? Un ejército fuerte que protegiera los intereses de los hacendados. Casi todos los gobiernos tuvieron esa omisión de proteger la propiedad privada, son valores que vienen de la ilustración, no necesariamente el liberalismo es virtuoso. Hay una festividad el 15 de agosto, está muy… custodiada por Ángel Pérez Palacio, hacendado. Hay dos instituciones que saltan la vida independiente: la iglesia y la hacienda, que sólo desaparece con los zapatistas. Es uno de los grandes méritos del zapatismo. Por medio de adornos en casi tosdos los edificios particulares, para gloria y dicha d elos pueblos que representan, que flameó el pabellón de la Francia. Las funciones de la iglesia y que dio mayor realce de una oprquesta siguieron de paseos, fuegos artificiales e iluminación. Antes no disfrutaba de la tranquilidad de spíritu. No conservaba su hacienda, sino con menoscabos crecientes, no vivía a merced de los malos  (una constante alabanza a la presencia de los franceses). La fiesta del 16 de septiembre es simbólica por el rollo de la independencia. Se hace .. Ene ste documento se habla de ascensiones aerostáticas, con banderas entrelazadas. Práctica que es asunto, que significa como … hay seguridad.  Este tipo de festividades se hace cuando matan a Zapata, como para decir ya hay seguridad.  No sabemos que ocurre que pasa al día siguiente cuando salen los franceses. En 1867, los liberales vuelven a ocupar Cuernavaca en 1867 mas o menos. Es una pequeña constribución.

Santuarios y Ferias en Morelos

Por Mtro. Miguel Morayta
Resumen de su ponencia presntada en la Jornada de Reflexión Histórica el 29 de octubre


Santuario de Nuestra Señora de los Milagros en Tlaltenango


Adoración del niño Dios  el 24 de diciembre
En un santuario, hay una imagen a la cual se considera tiene un poder muy fuerte para actuar a favor o en castigo de los fieles, la imagen siempre está ahí por una milagrosa aparición. En México es muy fuerte la relación entre la gente y las imágenes, el niño Jesús que tienen las familias tiene un tratamiento como si fuera un bebé realmente, le dejan leche en la noche, le ponen juguetes. Esta relación entre las personas y las imágenes se dan desde la época prehispánica y con mucha claridad en la época colonial. La evangelización fue muy rápida, muy superficial en muchos espacios. Los españoles tenían estrategia de la substitución. La estrategia de conversión dejó muchos espacios para que la gente siguiera construyendo lo propio. Humanizamos las imágenes, las figuras que tienen más poder son las de los santuarios. A veces la bendición le trae la fuerza sagrada. Desde al inicio, si está hecha con maderas de árboles sagrados ahí empieza su fuerza sagrada.  Aquí en Iztapalapa traen sus alcancías y la ponen junto a la imagen sagrada un ratito y hay un traspaso de energía del hermano mayor, al hermano menor o de la hermana más grande a los otros hermanos. Cuando recogen a la imagen empiezan a llorar. Hay un traspaso.
Otra manera en que las imágenes tienen esa fuerza es la manera en que les rezamos, hacemos fiestas, todo esto va incrementando su fuerza sagrada. Los santuarios tienen esta característica, tener una imagen con mucha fuerza sagrada. La  veneración se construye de varias maneras: una es el vaticano, el vaticano decide quien se va a venerar y por qué, digamos la virgen de Guadalupe ha sido una política del Vaticano. Primero se decidió que va a estar Cristo cruicificado y de la manera más doliente, fue política del Vaticano y se construyen sistemas de Santuarios  con Cristo en los últimos momentos de su vida, se le ha llamado el Cristocentrismo.
Hay otra manera. La iglesia Católica dice: -hay estas imágenes, hay que venerarlas- , pero la gente le  da otro sentido. Por ejemplo: -dicen que aquí fue donde Dios descansó, en Chalma se dice: - es donde Dios murió-, el sistema lo reinterpreta, vamos a decir la gente, tiene su propia explicación de esta serie de sistemas. El cristianismo popular lo reinterpreta.
Después viene otro sistema que se llamó Marianocentrismo, que es hacia la Virgen, parece ser que en Tlaltenango primero había un Cristo y la Virgen substituye al Cristo, como que son órdenes de arriba de que se construya estos sistemas veneracionales. Las órdenes religiosas tenían sus propios personajes favoritos. Entonces tenemos a Tlaltenango, Santa Catarina, Huazulco, donde la virgen se encuentra en diferentes facetas.  Los santuarios son establecidos en términos de sistemas. Y de hecho la gente va reconstruyendo sus santuarios.
Las ferias desempeñan muchos papeles: por un lado, son sistemas de distribución de la producción artesanal.  La producción de Tlaxcala, Puebla, se va a Tepalcingo, pero de ahí van los compradores para después mandarla a Mazatepec, Tonatico y se va hasta Guerrero y Puebla. Son circuitops donde se va moviendo.  Las ferias tenían, estaban my especializadas en ciertos productos. Por ejemplo, aquí en Tlaltenango se daban mucho las miniaturas, se compraban para poner las ofrendas. Pero la agricultura de desplomó y ya no sirve. 
 Hay momentos de expansión de las ferias muy importantes. Tlaltenango pues era un pueblo muy chiquito, estaba separado de Cuernavaca. Las mujeres traían su vestimenta tradicional indígena. Tenemos las ferias, los santuarios y la interpretación del papel de los santuarios. Lo que hemos visto en varias ferias, en una región el santuario le da una ceremonización a las relaciones entre los pueblos. Por ejemplo, las regiones vividas, el oriente de Morelos, hay población de Morelos, Puebla, Estado de México, D.F.  se dan ciertos productos que se comercializaron mucho con la tierra caliente. Y después vino una complementación de mano de obra, compartían una historia común, eso hacía muy fuertes un santuario.  El papel del santuario también ha sido el de consolidar relaciones entre los pueblos.
Los santuarios giran en torno a una imagen, La gente tomaba mucho el aroma, era parte de la forma de venerar el aroma del aroma que despiden las cruces. La mayoría de los santuarios tienen una feria. Desde la época medieval se hacen ferias para generar fondos para que se sostengan los gobiernos. Otra es porque la gente quiere.

LAS TANDAS CULTURALES



Cartel de las Primeras Tandas Culturales realizadas en 1975
 

  Pbro. Lic. Baltasar López Bucio
                    Antiguo capellán del Santuario de tlaltenango

Tres acontecimientos han dejado huella en el imaginario colectivo de los habitantes de Tlaltenango: su origen prehispánico; la llegada de los conquistadores a ese antiguo pueblo tlahuica y la evangelización simbolizada en sus tres templos: San José, San Jerónimo (capillas del siglo XVI) y el santuario dedicado a nuestra señora de los milagros en el año 1730.
El templo principal se llama santuario porque  a su imagen mariana se le atribuye  relato de aparición  y poder milagroso que da lugar  a su vez  a un poder de convocatoria que hace multitudinaria  su fiesta anual del 8 de septiembre, desde su narración fundante , en el año de 1720.Al decir “imagen milagrosa”, me refiero a la mentalidad popular que así la valora; por eso en torno de su santuario se solemnizan rituales establecidos por la liturgia de la iglesia católica y también, paralelamente, ritos, danzas y costumbres populares que convierten al santuario en lugar de peregrinaciones organizadas en cada ciclo festivo. En esta atmósfera celebrativa, el novenario del 30 de agosto al 7 de septiembre y la fiesta y torna fiesta de los días 8 al 11 de septiembre, son días cargados de sentido sagrado  que convocan peregrinaciones de carácter regional porque acuden peregrinos de varios estados del centro y sur y oriente de México y del Distrito Federal.
Considero privilegio en mi sacerdocio haber sido nombrado capellán de Tlaltenango, desde junio de 1973 hasta julio de 1985. No llegué por la casualidad. El nombramiento se fundamentó, así me lo hizo saber el obispo Sergio Méndez Arceo, en la experiencia adquirida  como asesor de la pastoral de santuarios, primero, a nivel diocesano, y más tarde, a nivel nacional.
En 1967, por mi preparación en Teología Pastoral, el obispo nos encomendó al padre de origen chileno Segundo Galilea y al que esto escribe, asesorar las fiestas anuales de cinco santuarios de la diócesis de Cuernavaca: Tepalcingo,  Cuautla (Señor del Pueblo), Mazatepec , Jiutepec  y Tlaltenango. El padre Segundo y yo con anuencia del obispo fundamos el  Centro de Investigación Pastoral (CIP), para promover experiencias pastorales de acuerdo al nuevo espíritu del Concilio Vaticano II, concilio eminentemente enfocado hacia la  Teología práctica y popular. Después del primer año de observación y reflexión en estos 5 santuarios, se lograron cambios importantes que no es el caso mencionar ahora . Posteriormente me correspondió ser cofundador de la  Pastoral de Santuarios la república mexicana. Al parecer, estos contactos directos con los principales santuarios del país: Chalma, Guadalupe, San Juan de los Lagos, Zapopan, Plateros, Juquila, etc., enriquecieron mi visión personal  acerca de los significados y valores religiosos y humanos del catolicismo popular, de igual modo que sus carencias y su contexto social de marginación y pobreza.
Cuando tomé posesión del santuario de Tlaltenango, me encontré con la legítima inquietud  de la comunidad por la degradación de la fiesta patronal del 8 de septiembre. La venta abundante de cerveza alrededor del santuario en cantinas improvisadas por las marcas cerveceras, alejó a las familias de Cuernavaca de esta festividad religiosa. Fue entonces cuando cerca de 300 feligreses de Tlaltenango encabezados por el capellán solicitamos por escrito al presidente municipal, Lic. David Jiménez González, la prohibición de venta de alcohol y retirar carpas de vicio en esta festividad. La petición fue atendida y a partir de 1973, la feria de Tlaltenango  se fue celebrando con seguridad, tranquilidad y con verdadero sentido familiar y convivencial. Este nuevo clima favorable me planteó el reto de complementar y hermanar la fiesta religiosa con la feria popular. Puedo decir que desde este planteamiento elemental se justificó en parte la creación de las <<Tandas culturales de Tlaltenango. Arte y cultura para la liberación>>, aunque también fueron decisivos otros factores y acontecimientos. La crónica pormenorizada de esta experiencia cultural colectiva se publicó en el libro del mismo nombre, editado en agosto de 1983, aunque las <<Tandas>> se continuaron celebrando después la publicación.
Al poco tiempo de haber llegado, alrededor de treinta jóvenes forman con apoyo del Santuario el Club Resurrección, y se entregan a la tarea junto con el sacerdote de organizar campañas de limpieza. Al terminar la misa dominical, salimos a barrer las calles principales de la colonia. Así lo hicimos varios domingos  y exhortamos a los fieles a unirse a la iniciativa ; se les presentó un “sociodrama” sobre el problema de la basura y sus consecuencias contra la limpieza y medio ambiente.
En la Navidad de 1974, los jóvenes  aceptan la propuesta de montar <<La Anunciación>>, obra  del poeta y dramaturgo francés, Paul Claudel, obra que había conservado desde mi formación humanista en el seminario. Allí se probó la vena histriónica de los miembros del Club Resurrección.
En la feria del año 1974, anuncié públicamente el todavía hipotético proyecto de ofrecer diversión y actos de cultura popular para la feria del siguiente año.
Mientras tanto integro a los miembros del Club a las actividades religiosas del santuario y a la atención y buen trato a los peregrinos.
Otra circunstancia inesperada contribuyó al proyecto que teníamos en la mente: Don Francisco Juliao, de origen brasileño, líder de miles de campesinos exiliado en México para ponerse a salvo de la persecución de la dictadura militar en su patria, vivía a media cuadra del Santuario. Desde que nos conocimos en el Centro Internacional de Documentación (por sus siglas CIDOC), conservamos amistad hasta su muerte en Tepoztlán. Él me presentó al grupo Mascarones formado por exalumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México, la mayoría de sus integrantes egresados de las preparatorias populares de esa misma  Universidad. Todos tenían formación teatral y actoral y contaban con asesoría del maestro Proaño, ecuatoriano radicado en  nuestro país.
Acompañado de Francisco Juliao  los visité en su nueva residencia de la quinta “el ciruelo”, situada en la privada Tlatenango. Habían dejado definitivamente el Distrito Federal para venirse a la provincia y continuar su trabajo en Cuernavaca. Conversamos con el grupo y con su director Mariano Leyva, ya fallecido. Vino al santuario y le hablé del proyecto para la feria del año 75 y él se entusiasmó. Su grupo empezó a contactarse con la comunidad y en la azotea de la casa parroquial un domingo por la noche presentaron una obra coral sobre Emiliano Zapata. La comunidad y los jóvenes de Tlaltenango aplaudieron la puesta en escena tan sencilla, tan bien actuada y llegándole al corazón de la gente. Este era el género teatral que yo andaba buscando para la feria de Tlaltenango. Lo conversamos con Mariano al día siguiente paseando por la plazuela superior del santuario recién adoquinada e iluminada. El sugirió en ese momento el nombre de esas jornadas:”las tandas culturales” y recuerdo haber pronunciado: “arte y cultura para la liberación”. Mariano recordaba las antiguas carpas cuyas funciones se realizaban por “tandas”, en las cuales brillaron futuros grandes artistas como Tintán y el inmortal Mario Moreno Cantinflas.
Y se empezaron a preparar las primeras tandas culturales para la feria (1975). Los dos primeros grupos de los niños y jóvenes del Club Resurrección: Macehualli  (Gente del pueblo, en idioma náhuatl) y “Mascaritas”, recibieron intensivas clases de teatro popular por parte de algunos actores del grupo Mascarones y la formación musical del grupo Huachichilas para que estos niños (as) y Jóvenes y jovencitas cumplieran con el propósito de divertir con teatro, música, danza y canto populares, pero con calidad artística y mensaje educativo y concientizador , tanto a la comunidad de su barrio como a los miles de peregrinos que acudirían a la próxima fiesta del santuario. Jorge Broño, de origen urugayo, entonces director de Difusión cultural dela Universiad Autónoma de Morelos, nos apoyó con grupos artísticos para las primeras tandas y con la propaganda  de carteles y programas. Las Tandas se desarrollaron por las tardes, todos los días del 31 de agosto al 8 de septiembre. A partir de 1976, se prolongaban hasta el 11 de septiembre, culminando con la participación de los exilados chilenos en homenaje a Salvador Allende, aniversario trágico de su derrocamiento por la junta militar de Augusto Pinochet.
En México en los años sesenta llegó de América del Sur el movimiento folclorista, paralelo a la diversión comercializada. En 1962 se fundó la primera Peña folclórica en el Distrito Federal; Salvador, el “negro” Ojeda, uno de los entusiastas participantes en nuestras tandas, abrió el café peña Chez Negro , allí se presentaron grupos de fama nacional que vendrían después a nuestras tandas culturales: Amparo Ochoa, Gabino Palomares, On´ta, los Folkloristas, Los Nakos, Guadalupe Pineda, Citlali, Antar  y Margarita. Como parte del grupo Victor Jara llegó a las tandas la muy destacada cantante Eugenia León. Fuimos afortunados escuchando al admirado precursor de la canción urbana: Chava Flores. Es justo mencionar a Julia Marichal y Jaime López, Grupo Garabato (D.F); Los Concheros, Enrique Cisneros y el Grupo Zumbón( ambos de la Casa del Lago y del movimiento teatral CLETA), La Chispa, Circo, Maroma y Teatro, de Argentina; La Mama, de Colombia. Y no podemos olvidar a los grupos de Tlaltenango (cinco en total) y de la ciudad Cuernavaca: Grupo Zero, desprendido de Mascarones; Huachichilas, El Plan, Yamanka, Marionetas de la Esquina, Jaraneros, Topilli, Rarámuris, Grupo Tres, Jesús Peredo y otros grupos de Sudamérica  y de varios Estados de la República. El Director Felipe Santander presentó  EL EXTENSIONISTA, obra  laureada con más de dos mil presentaciones en el Distrito Federal , en México y fuera de México.
Los jóvenes de Tlaltenango enriquecieron sus experiencias de actuación con lo que aprendieron de los Mascarones, y los directores Carlos Davis, Ricardo Castillo Mireles y dos miembros del Sindicato de Actores Independientes (S.A.I.).
Con los grupos que participaban, las tandas culturales elevaron su calidad artística y su compromiso socio-político. Se convirtieron en foro para que  los artistas del Canto Nuevo encontraran la oportunidad  de acercarse a la multitud religiosa y laica que los ovacionaba,  en su mayoría de niños y jóvenes y atendidos los artistas por el  sacerdote y el grupo juvenil de Tlaltenango con cordialidad, agradecimiento y admiración; se les bridaba techo, comida y ayuda simbólica para los gastos  de pasaje y equipaje.
Los miembros del Club Resurrección  aprovecharon los ejercicios corporales de los ensayos, y en la introspección de su propia vida, descubrieron que había otras formas de divertirse, más allá de las drogas y el alcohol, según sus palabras: “ellos mismos descubrieron que su formación y actuación teatral les ayudó a la liberación de su propio yo”. Algunos dejaron definitivamente “la vida de vagancia” para ponerse a estudiar  y llegar a ser profesionistas al servicio de la sociedad y otros  se dedicaron a la literatura, como los hermanos Fernando y Antonio Aspe o al periodismo radiofónico en el caso de Raúl Silva, colaborador por breve tiempo del intelectual Carlos Monsivais, quien participó como conferencista en las Cuartas Tandas Culturales.
A partir de las Tandas, surge un amplio movimiento  que influye en jóvenes de otras comunidades y parroquias para transmitir la experiencia musical y teatral a otras colonias.
Las Tandas se organizaban por los jóvenes de Tlaltenango , apoyados por los grupos locales participantes con asambleas democráticas de preparación para estas actividades de la feria. Se formó un taller de diseño en los anexos  del Santuario dirigido por “feggo” (Felipe Galindo Gómez), caricaturista del diario Unomasuno,  ahora residente en New York, y su hermano Eduardo Galindo Gómez, ambos nativos de Tlaltenango.
Se crearon tres círculos concéntricos: el primero, formado por la comunidad de Tlaltenango; el segundo, formado por los grupos culturales de Cuernavaca; y el último y más importante, el de los artistas y grupos profesionales de las peñas y de los medios de comunicación alternativa, que retroalimentaran el aprendizaje de los grupos locales.
Recordando a la mágica compositora y principal exponente de la belleza del Canto Nuevo, le doy “gracias a la vida” y a todos los maravillosos artistas, jóvenes, grupos y que me acompañaron y la vez  acompañé  en esta aventura cultural inspirada por un pueblo pobre y creyente, cuya fe mueve corazones y conciencias.   
   
Bibliografía

Galilea, Segundo y López Baltasar: Pastoral de Santuarios,  en ediciones de Servir. Revista Mexicana  de Pastoral Cuadernos de pastoral vernácula # 4, marzo de 1969. Cfr. Santuario de Tepalcingo, págs. 37-40.
Toledano Vergara, Ma. Cristina: Compilación histórica del Santuario de Jesús Nazareno. Tepalcingo , Morelos. Edición privada.1999. Cfr. Prólogo de Baltasar López Bucio, págs. 5-8.
Comisión Episcopal de Evangelización y Catequesis. Departamento Episcopal de Pastoral de Santuarios: la pastoral de Santuarios en México. Autores Varios. México 1988. Cfr. López Bucio Baltasar, Santuarios y Feria popular, págs. 263-267.

LA FERIA DE TLALTENANGO

Mascota de la Feria en la inauguración
Con casi 300 años de tradición, la feria de Tlaltenango se celebra año con año para celebrar a la Virgen de los Miagros, quien se apareció en el año de 1720.  Y tiene una duración aproximada de doce días, del 30 de agosto al 12 de septiembre. Se trata del acontecimiento más importante y significativo del poblado. Escuchemos la voz de los vecinos:
La feria de Tlaltenango por Paula Ramírez Acevedo (Vecina de Tlaltenango). El primer domingo del novenario [4 de septiembre] está destinado para la comunidad de Tlaltenango. La procesión empieza en la Col. Tzompantle a las seis de la mañana, después se integra la col. Tenochtitlán, a la cabeza de la marcha va la Virgen de los Milagros “la peregrina” con sus respectivas ofrendas que consisten en grandes arreglos florales y otros regalos […] como es la tradición. Yo siento que es un encuentro emotivo, espiritual y físico. Todos nos vemos, nos saludamos, algunos nos damos un abrazo, un beso, nos damos la mano y a los que vemos de lejos, con una sonrisa y un ademán nos basta para saber que aquí estamos. En la homilía, el padre Tomás Toral […] menciona que debemos luchar para que la feria no termine, que se defienda por ser parte de nuestra identidad y nuestra fe. [7 de septiembre] Los señores de Iztapalapa ya están en el atrio, todos participan en el arreglo de la portada floral, esta peregrinación ya tiene 208 años de venir a venerar a la virgen. [8 de septiembre] Repican las campanas y la salva de cohetes nos recuerdan que hoy es el día principal de la feria de la Virgen de la Natividad o de los Milagros. […] Peregrinos de Sta. María Aztahuacán traen la donación de la cera para el servicio del Santuario durante todo el año. La presidenta […] manifiesta su alegría por cumplir una vez más.
Peregrinación de Tlaltenango
Artesanías por Alejandra Jiménez Montero (Vecina originaria de Tlaltenango).  “Se dice que las artesanías son la expresión de la creatividad y sentir de los pueblos. México es un país rico en variedad de artesanías, entre las que destacan las de los estados de Michoacán y Guanajuato.  Son de estos estados principalmente, [así como del estado de México, Tlaxcala, Oaxaca, Puebla y otros],  los artesanos que acuden a los festejos que en los primeros días de septiembre se celebran en el poblado de Tlaltenango.  Desde entonces, año con
 año y de generación en generación participan estas familias en la elaboración de artesanías de barro, madera y cerámica. Es un mosaico de colores y formas los que adornan los puestos con mercancías como jarros, tazas, vajillas completas, juguetes miniatura, guitarritas, trompos, yoyos, carritos de madera, de varios tipos y de precios accesibles”.  Ellos continúan con gusto y fe con el trabajo y tradición de sus bisabuelos, abuelos, padres… La mayoría de los artesanos regresan a sus lugares de origen para preparar más material y tenerlo listo para asistir a otras ferias. Sienten que cada año se gana menos pero que vale la pena.



“Hoy [13 de septiembre] dijeron adiós y hasta pronto los peregrinos y artesanos que hacen esta fiesta tradicional. Extraño el bullicio y las campanas y ahora, la emoción de mi hijo, de salir a la feria a comprar un juguetito”. 



Los peregrinos de Iztapalapa trabajan preparando la portada de flores que adornará el Santuario de la Virgen de los Milagros, el 7 de septiembre en el atrio de la Iglesia.






viernes, 30 de diciembre de 2011

HISTORIA DE LAS TIERRAS COMUNALES Y CONFLICTOS AGRARIOS

Después de la Revolución, el 28 de septiembre de 1921, los vecinos de Tlaltenango solicitaron restitución de tierras, alegando que "los Cerritos" les fue arrebatada de Sta. María Ahuacatitlán, quien era comandado por el general Genovevo de la O. En 1929 se obtiene respuesta a esta petición, mediante una Resolución Presidencial donde se declara improcedente la restitución, pero se reconoce la posesión de la superficie que disfrutan.

Resolución Presidencial en el expediente de restitución de tierras al poblado de Tlaltenango, estado de Morelos. Fue realizada por el presidente Emilio Portes Gil el 29 de noviembre de 1929, y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de enero de 1930. En éste se reconoce a Tlaltenango la posesión de 273 hectáreas de terrenos comunales, que se delimitan en el plano del "ejido definitivo del pueblo de Tlaltenango" .
La ejecución se realiza el 7 de julio de 1930. Fueron 71 los comuneros beneficiados.

"Antes del 29 era ejido, cuando Emilio Portes Gil lanza un decreto, cambia a comunidad. Aparecen los comuneros, da un decreto Portes Gil. Antes, Tlaltenango era grande, lo fueron haciendo chiquito. Todo lo que era Reforma era Tlaltenango, hasta Vista Hermosa. Le llamaban allá El Llano". Antonio Rodríguez.

Primero existían Bienes Ejidales, pero en 1943 el Ayudante Municipal alega que no puede ser ejido y que se les debe considerar como pequeños propietarios, o en última instancia, propiedad comunal, pues no hubo dotación ni restitución de tierras. En 1973, las autoridades responden y dicen que se trata de terrenos comunales.

JUICIO CON LA SEDENA: CASO ÚNICO.  SE INDEMNIZA AL PUEBLO DE TLALTENANGO POR LAS 21 HECTÁREAS QUE OCUPARON

"De 1991 a 1994 fui Tesorero de Bienes Comunales de Tlaltenango. El año de 1990 se recibió un telegrama sobre un Edicto en contra de la SEDENA, la información nos la dio el compañero Manuel Pièdrola Osorio, que en ese tiempo era Presidente de Bienes Comunales. Se iniciò un juicio. Fuí a los módulos de la Secretarìa Agraria y de ahí al Registro Agrario. El caso se turnó al Tribunal Agrario, que se encuentra en Boulevard Juárez. Se realizaron de 8 a 9 audiencias pùblicas, en las que acudìa el pueblo. Se logró recopilar información para presentar a las autoridades mapas del régimen comunal e información proporcionada por autoridades antiguas. El CORETT y la Secretarìa de Recursos Agrarios complementò la información. El tribunal agrario asignó un tercer perito en discordia.  Según los planos del régimen comunal, el lugar ocupado por la 24ta. Zona militar pertenecía a Tlaltenango. Pero según SEDENA no pertenecía. El Presidente del Tribunal Agrario NO dictò sentencia en contra de la SEDENA porque se llegó a un acuerdo. Lo que es un CASO ÛNICO, pues se resolvió de acuerdo con ambas partes. Una vez llegado al acuerdo, se solicitò a la SEDENA el pago de las tierras que ocupaban las instalaciones. SEDENA consultó con un a empresa de avalúos para poder dar un ofrecimiento de acuerdo a las peticiones esperando su respuesta, el cual fue realizado 30 días después de una Asamblea abierta. En una asamblea pública establecida por la SEDENA se da la información del pago de las tierras ocupadas por sus instalaciones y el pago fue repartido por los comuneros con la condición única, por parte de la SEDENA, de la desaparición del régimen comunal. El edicto en contra de la SEDENA habrìa salido en 1976 y el juicio se realizò entre los años del 92 al 94.  Aproximadamente en el año de 1995, se recibió el dinero por la Mesa Directiva del Régimen Comunal y se repartió el dinero".   Encarnación Sánchez
Pero hubo problemas en esta repartición, pues ésta no fue igual para todos:
"Fui ayudante municipal del 70-al 73. El Departamento Agrario me llamó para que yo llamara a la población y les dijera que podrían recuperar el ejido del pueblo porque según estaba perdido. [...] Hubo juntas pero como al año, como yo no nací aquí, todo el pueblo se vino contra mí, que era fuereño, pero no tenía yo necesidad de pedir tierras pues tenía mi negocio, que yo iba a apoderarme, empezaron a murmurar que no tenía derecho, pues cuando se reintegró todo, recibieron más de 150 mil pesos.  [...] Renuncipe por el 72. [...] Por mi conducto tuvieron lo que no soñaban, pues gestioné porque don Porfirio Rodríguez no quería enseñar el plano. No aparecía en catastro el plano general y lo convencí yo a que lo entregara. Fuimos a catastro, al departamento agrario y ya se registró.  Cuando ya se triunfó y se dio el fallo a nivel presidencial es cuando ya dijeron “Es fuereño, ¿por qué va a recibir?”  Abel Abúndez

"Esa mesa directiva tiene ahorita problemas porque nos dieron $140 mil a cada uno de 200 personas, pero a muchos los castraron le dieron… Y dieron 35, pero a muchos les dieron de a 50, a otros le dieron… los discriminaron. Siendo aquí del pueblo… ya la mesa directiva ya que estuvo ahora. Digo, eso no se vale, hacer eso, a todos le deben de dar parejo, no que ya no vive.  Sí, pero aquí vivió."  Antonio Rodríguez

DADO QUE YA NO EXISTE BIENES COMUNALES EN TLALTENANGO A PARTIR DE LA INDEMINZACIÓN OTORGADA POR LA SEDENA, AHORA LOS ANTES COMNEROS SE LLAMAN EX-COMUNEROS

IRREGULARIDADES EN LAS TIERRAS DE TLALTENANGO Y DECRETO DE EXPROPIACIÓN
El 14 de septiembre de 1965 un inspector de la Secretaría Agraria encuentra que todos los terrenos reconocidos por la Resolución Presidencial de 1929, a excepción de 8 hectáreas estaban fraccionados sin autorización, pues los vecinos se consideraron pequeños propietarios y vendieron lo que consideraron su pequeña propiedad en fracciones de lotes urbanos.  La autoridad considera que, de ser terrenos comunales, se debe legalizar lo urbanizado, al regularizarse conforme a un plano, las 8 hectáreas se podrán lotificar  y levantarse un censo para los posibles beneficiados.

Decreto de Expropiación de terrenos ejidales del poblado denominado Tlaltenango, municipio de Cuernavaca, elaborado el 26 de mayo de 1989 y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 8 de junio de 1989. Lo decreta el gobernador Antonio Riva Palacio y la superficie a expropiar es de poco más de 246 hectáreas.
Este decreto y su ejecución lo vivieron las personas de distintas maneras, para algunas resultó de beneficio, pues les ayudó en la división y sucesión hereditaria de parcelas grandes; pero en otros casos, sobre todo para los avecindados y quienes habáin adquirido un terreno grande, fue como casi como si tuvieran que comprar el terreno por segunda vez y hubo desacuerdos muy importantes, algunos se ampararon. Uno de los nativos dijo:


"Pero cuando entró CORETT y nos dio a cada quién las escrituras. No las dio, pagamos, algunas escrituras todavía firmadas con hartos timbres. Se veían bien. [...]A los primeros pobladores le dieron escrituras, porque antes no tenían escrituras. […]  No sé si todavía la tenga. Le digo que tenía rehartos  timbres. Ve que antes con cada pago le ponían un timbre. Y me dicen: - Mire mi escritura y dicen que no valen que hay que hacer nuevas-. Nosotros tenemos escrituras de 1901. Estaban con notario y entonces CORETT dijo que esas escrituras no servían que iban a hacer nuevas. A mi me dieron una firmada por Salinas de Gortari. [...] Yo creo que en muchos lugares no quieren porque dicen que CORETT los está echando su brazo a torcer, ¿no? A amolar pues, porque así piensan cuando llegan.  Cuando aquí llegaron también pensamos: - Ya nos quitaron todo-. Después fue la plática, a los nativos de aquí se les va a dar su escritura por un pago simbólico y yo pagué $650. A mí se me hizo fácil pagarlo porque otros tenían que pagar según el terreno y era demasiado y todavía no pagan, están amparados. Pero como dicen es un decreto, es a fuerzas, no es de que quieran y la mayoría de aquí de terrenos son puras Quintas. Yo cuando pago dicen: - es que usted vive en un lugar residencial, y digo: - pues si los ricos llegaron después, nosotros ya estábamos allí.  Por eso estamos ya por pedacitos. Los ricos son los que compran,  como ésta de al  lado, compró 2,000. Luego fue comprando todo lo de atrás. La de la esquina, … otra que está en el fondo. [...] Mi papá tenía todo, eran 1,500 metros y pagaba mil pesos por todo y se dividió y ahora se paga más. Porque aquí mi papá dejó intestado esto, tuvimos que promover un juicio. Pero ya después, cuando estaba el juicio, le digo a mis hermanos. Ya no le sigan con el juicio que ya entró CORETT y CORETT arregló todo, nada más presentamos las tres escrituras, la de mi papá, y con esa cada quien su escritura y una copia de la escritura antigua. Ahora está planificado por zona, manzana y lote. "
El desacuerdo de muchos habitantes Algunos que no estuvieron de acuerdo, se ampararon. A raíz de esta situación surgió un movimiento de protesta y rechazo, encabezado por un avecindado, quien fungió como miembro del Comité Coordinador Pro-Derechos y Obligaciones de Tlaltenango, sección San Jerónimo, quien argumenta que Tlaltenango no es un área comunal, sino urbana y que esto está contemplado en el Decreto de Portes Gil.  Y dice:
"Tlaltenango, que tenía pequeñas propiedades que eran las que los revolucionarios respetaron como propiedad privada y que siguieron siendo protegidas  por el derecho civil, con toda la protección para hacer subdivisiones. […]  En 1989, proceden a emitir un decreto expropiatorio del ejido de 270 has, de carácter ejidal que conforman el bien raíz de Tlaltenango. […] No son tierras comunales porque no hay cédulas reales, son inventadas. […] Yo nunca encontré las cédulas reales. […]El Decreto Expropiatorio de 1989 cae en la nada jurídica y esas gentes están volando y no lo saben. ¿Cuánto tiempo va a subsistir esto?"
"Se realizó una marcha por el noventa, se activaron los colonos en la llantera La Mundial. Fueron con Nino Canún. [...] Nosotros  a pesar de que somos de aquí, participamos en esa marcha porque decíamos. Bueno, si ya tenemos nuestra escritura privada, ¿por qué? Pero des´pués se nos explicó que era por un costo equitativo y según los  y en cómodas mensualidades"

El testimonio de una avecindada que tiene más de 50 años de residencia en el pueblo:
"La regularización de CORETT resultó en una movilización de todos, que acudieron a varias asambleas y reuniones en la Reforma Agraria y CORETT; pues cuento con escrituras anteriores firmadas ante notario y ahora nos dice CORETT que no son válidas. [...] Al inicio quisieron “cambiarme” las escrituras, pero después se arregló que conservara las dos, la anterior y la nueva que me dieron por un precio simbólico (alrededor de mil pesos). Sin embargo, hasta la fecha no hay claridad entre los habitantes de la situación legal de las escrituras anteriores y las regularizadas, pues algunos notarios aceptan las escrituras anteriores y otros dicen que es necesario regularizar."
      DESALOJO DE COMUNEROS Y PROTESTA
Foto proporcionada por la Sra. Paula Ramírez Alvear.
                                 
"Y vendió, vendió lo que es la Porcuraduría enfrente, vendió esa parte  de atrás de Palmas y Jiquilpan, en ese tiempo era un [funcionario], él vendió esos terrenos. En alguna ocasión quisimos ir a recuperar y la forma hacerlo era invadir esos terrenos, nos decían: - Mira, vamos a hacer eso, esos  terrenos son de Tlaltenango, tu vas, te haces una casita rústica, te plantas ahí a vivir y es una manera  de decir que somos propietarios y se hizo así, pero este señor que estaba en la Procuraduría se dio cuenta y la gente se empezó a alarmar y les decían, vamos a expropiar los terrenos porque son de Tlaltenango y decían:- Pero como si nosotros compramos-,  y - ¿a quien le compró  a usted?-, -no, pues fue fulano-. Lo que hicieron fue llamar a la fuerza pública y agarrar a todos los de Tlaltenango. Eso fue en el sesenta y ocho, sesenta y siete en Jiquilpan nos agarraron en la calle Tabachín, enfrente de la Procuraduría donde hace esquina, enfrente del puente nuevo. Ahí llegó la fuerza pública, nos convocó a ver qué estábamos haciendo y por qué y nos echó a los adultos."
Es posible que hubiera más de un desalojo similar, pues hay algunos relatos relativos. Hubo protesta y algunas marchas hacia la CIudad de México. (Ver foto)

DEPURACIÓN DEL CENSO  EL 12 DE OCTUBRE DE 1991
En la foto se encuentra firmando Porfirio Rodríguez, también encontramos un representante de la Secretaría de la Reforma Agraria y Abél Abúndez. Foto proporcionada por Antonio Rodríguez

"Estaban en el censo y no los podían quitar los que se habían ido. A los difuntos les dieron como 40 mil pesos pero no eran muchos como unos diez.
¿Por qué motivos podrían quitarle sus derechos [como comuneros]?
Muchos porque ya no vivían aquí otros porque …. Ellos renunciaban a sus derechos. Porque querían su dinero, ellos querían el dinero. Querían lo que habían dado porque lo ncecesitaban. Es que  se lleva su tiempo, querían recoger su dinero porque veían que no se hacía nada. Nosotros… Se estuvo peleando por diez años. Nos decían:  - Ustedes tengan confianza, sí se hace y se hizo. Según yo [se desapareció la mitad del dinero de la indemnización]"   Un ex-comunero nativo 
En este censo, no todos los habitantes nativos y ya considerados "comuneros" fueron actualizados en este padrón. Es decir, perdieron sus derechos:

"Fueron excluidas varias personas por venganza, los quisieron relegar, hay conlictos de tipo social, no era conflicto de  familias, por un conflicto que el gobierno benefició al poblado. Los malos entendidos hicieron que las personas que fueron líderes las exzcluyeran como venganza de tipo personal, un pleito de ellos."   Otro ex-comunero nativo

TLALTENANGO EN LA REVOLUCIÓN

Cuentan que en la Revolución,a las mujeres y a los niños se los llevaban a Buenavista del Monte, para protegerlos de los Federales.
"A mis bisabuelos, les tocó la Revolución. Me platica mi papá que cuando vinieron los federales, su mamá. A mi abuelo se lo llevaron los federales, les avisaron que tenían que abandonar el pueblo. Mis abuelos   maternos se fueron a Buenavista del Monte. Mis abuelos paternos se fueron al DF en el ferrocarril.  Eso fue en la Revolución. Fue en la decena Trágica. Mi papá era de 1913. Él nos platicó que le dijeron  los federales a los abuelos que se fueran al DF porque iban a tomar el poblado, fue cuando lo dejaron y se fueron al DF. A él lo iba cargando su mamá, o sea mi abuela, y que en una de ésas, antes de subirse al ferrocarril, se le cayó de la espalda y se pegó la cabeza. Él nos platicaba de la Revolución, nos platicaba de Genovevo de la O. que era un terrateniente muy conocido de los federales."    Martín Piédrola

 A muchos hombres se los llevaron los federales, por medio de la leva

 "Mis abuelos paternos platicaban que cuando la Revolución habían agarrado a los hombres y que a éstos se los habían llevado a la leva [la leva es un reclutamiento obligatorio al ejército], le decían. Ya las familias, las vinieron a traer aquí a la estación donde estaba el tren, porque a los hombres ya se los habían llevado"    Gloria Piédrola

Genovevo de la O fue un personaje relevante, de armas tomar, cuentan que puso orden en Tlaltenango, pero compraba a la fuerza las tierras


"Mi abuelo nos platicaba de la Revolución, nos platicaba de Genovevo de la O, que era un terrateniente muy conocido de los federales. Él dice: “Cuando regresamos a Tlaltenango y vimos nuestras casas todas destruidas, muchos llegaron a querer  agarrarse lo que pudieran, entonces Genovevo de la O  les dijo: -Saben que, no, cada quien va a agarrar su propiedad  y cuidadito con que anden agarrando cosas que no son de ustedes porque me los llevo y me los tiro."     Martín Piédrola

"Los que dirigían el pueblo, por un dinero daban un pedazo. Cerritos, por $500 se los compró Genovevo de la O.  Ël decía:-  Si no me los vende, se los quito. Compró todo hasta Francisco Villa, hasta allá era Tlaltenango.  En ese tiempo, si no, los colgaba, era de la Revolución y Tlaltenango se fue reduciendo, reduciendo y últimamente, nada más 270 hectáreas." Antonio Rodríguez




Zapata era gran devoto de la Virgen de los Milagros, le regaló una corona

“En 1914, cuando el Ejército Libertador del Sur derrota al ejército huertista en un sitio que le impuso en agosto, en Cuernavaca, se vio consagrado y listo para tomar la Ciudad de México. Hay una tradición que dice que Genovevo de la O, uno de los segundos generales de Zapata, le recomendó al general darle gracias a la virgen de Tlaltenango, en vísperas de la feria del lugar. En esos días, Zapata vivía en el Hotel Moctezuma de la ciudad; fue a la feria de Tlaltenango y, acompañado de su Estado Mayor, le llevó a la virgen una corona de oro con estrellas de plata”.  Juan José Landa (Tomado de Silvia Vargas, "Barrio con Historia de Morelos" en: Diario de Morelos, 9 de Julio de 2011)

SU HISTORIA CONTADA POR UN MURAL

Sobre la pared sur del atrio principal del Santuario, se encuentra este mural que realizara el maestro Roberto Martínez. El autor intelectual fue el padre Baltasar López Bucio y fue inaugurado en 1982, en presencia del Obispo Méndez Arceo.                           Platica la historia del pueblo en tres etapas:
1. La conquista 
2. La Virgen de Tlaltenango en la Revolución Zapatista, donde se observa a Zapata regalándole una corona  a la Virgen
3. La feria


RECUERDOS DE TLALTENANGO

Por Juan José Landa Ávila. (Cronista de Cuernavaca, quien fue vecino de Tlaltenango por 20 años)
Resumen de su ponencia presentada en la Jornada de Reflexión Histórica el día 30 de octubre

Llegué a vivir con mi familia a Tlaltenango en agosto de 1972. Había una versión de que estos terrenos habían sido propiedad de la famosa  Rosa Bobadilla la Coronela y decían que allí hubo unos hornos de tabique, todavía me tocó ver los restos de uno de ellos y en los lotes baldíos crecía mucha flor de pericón, también había muchos árboles de zompantle, de los cuales en la temporada de floración, cortábamos la flor del colorín con la que mi mamá hacía las riquísimas tortitas de zompantle, que cada año comíamos. […]
Pasando la calle Jazmines había un lote baldío que colindaba con la cañada del río Chalchihuapan, a donde se bajaba por un caminito hasta llegar al río, en aquel tiempo todavía de aguas cristalinas. Para cruzarlo había un vado con una hilera de grandes piedras, al caminar sobre ellas seguía una vereda que llegaba a un terreno baldío muy grande rodeado por el oriente de bardas y un tramo colindaba con el hotel Cateau René. Este río es el que más adelante desemboca en el Salto de San Antón y muchas veces en la temporada de lluvia, desde mi recamara escuchaba los estruendos de las trombas de agua que pasaban cerca de mi casa a unos 20 metros de distancia. Al terreno que me refiero, situado del otro lado del río, vecinos cercanos lo visitaban en plan de esparcimiento; antes debió ser una huerta porque había árboles de mango, zapote, ciruelo y guayaba, también había una canchita de futbol, Por el sur colindaba con el puente de la calzada y un poco antes había vestigios coloniales de un manantial que dicen llevaron las aguas al ingenio de Hernán Cortés. En este paraje se veían muchos pájaros como colibríes, calandrias y otras aves, así como ardillas y cacomixtles. Hubo temporadas en que me gustaba ir a estos terrenos a correr porque era un lugar súper tranquilo; también llegué a encender varías fogatas durante las tardes con leña que se recogía fácilmente allí. A mi me gustaba sentarme sobre una enorme roca, junto a la cual había crecido un bello amate amarillo, que me daba una sombra refrescante. […] En los bordes del rió crecían muchos centenarios ahuehuetes, que en galería venían de río arriba y continuaban rumbo al sur, sus frondas daban mucha sombra al lugar. Algunas personas llegaban a pasar por aquí porque había una vereda que te sacaba a la calle Abraham Cepeda y luego a la Av. Zapata Había algunas vacas que pastoreaban en estos suelos, poco contaminados y sin basura. […]
          Desde pequeño, cada año en septiembre mis padres me llevaban a la antigua feria de Tlaltenango.  […]Y entonces venía lo bueno, primero nos metíamos al santuario a persignarnos, a veces nos tocaba la misa, pero siempre pasábamos a besarle el manto a la virgen del altar, después salíamos a recorrer los puestos y disfrutar de la fiesta. Mi mamá cada año compraba sus jarros y al final comprábamos el pan de feria. Siempre he tenido presente toda mi vida las campanadas de la torre del santuario de Tlaltenango, a leguas las distinguía.  Después supe que era la campana más grande del Estado de Morelos.
         Fue en mayo de 1989 cuando me fui interesando en la historia de Tlaltenango, debido a que investigaba un atentado ecológico ocurrido enfrente del santuario en 1954, referente a la tala de los centenarios fresnos y  ahuehuetes que perpetró el gobernador Rodolfo López de Nava. […] Es larga la historia, pero resulta que para trazar la Av. Zapata talaron la citada arboleda que existía desde la fundación del ingenio de Hernán Cortés. El árbol más antiguo que cortaron fue un ahuehuete de más de 500 años de antigüedad.          Un hecho lamentable fue cuando en 1979, las autoridades quitaron la estatua de Zapata con el Plan de Ayala en la mano, hecha de bronce, ubicada antaño en la glorieta de Tlaltenango. En1982 me tocó ver la inauguración del mural del atrio del santuario, por parte del obispo Sergio Méndez Arceo; el autor del mural es don Roberto Martínez.
          Una de las cosas que no me gustan son las críticas que hacen en torno a la feria de Tlaltenango. Entiendan, señoras y señores, que el interrumpir el trafico del 30 de agosto al 9 de septiembre es una tradición de hace 281 años y no se puede terminar. […]
          El general Emiliano Zapata la visitó el 8 de septiembre de 1914, vino a darle gracias porque su ejército, 26 días antes, había derrotado al ejército federal huertista en Cuernavaca. Llegó acompañado con su estado Mayor entre los que venía su lugarteniente Genovevo de la O. En esos días Zapata vivía en el hotel Moctezuma de Cuernavaca. Por tradición oral se sabe que el Apóstol del Agrarismo, ese día le regaló a la virgen una corona de plata con estrellas de oro, la que dos años después los soldados carrancistas le robaron.
          Yo quisiera aprovechar este escrito para dar a conocer que son tres las imágenes que se veneran en el santuario de Tlaltenango y que las tres son una misma. La primera es la del altar mayor. La segunda es la que está empotrada en la pared dentro de un nicho y es la que se conoce como la peregrina; y la original que solamente la exhiben a la feligresía durante los nueve días que dura la feria.[…]
          Tlaltenango tiene una historia muy interesante, simplemente cabe destacar que el conquistador Hernán Cortés antes de vivir en su palacio de Cuernavaca, primero vivió en su finca que construyó en Tlaltenango, la que en 1535 convirtió en el primer ingenio azucarero de su marquesado. Sus descendientes a mediados del siglo XVI, construyeron la capilla de san Jerónimo, en el barrio de Cocotzingo. La que construyó Cortés en 1523, la de san José, está en el barrio de Caltenco y es donde colocaron por primera vez a la virgen de los Milagros. Permanece intacta desde el siglo XVI, es una joya arquitectónica.